Narración, cuerpo y acontecimiento forma un triángulo fundamental para comprender cómo los seres humanos experimentamos, procesamos y transformamos nuestra realidad. Estos tres conceptos están profundamente entrelazados: el cuerpo vive el acontecimiento, la narración le da sentido, y en ese proceso se genera transformación personal y colectiva.
La narración tiene el poder de liberar porque permite a las personas contar su versión del mundo. Poner en palabras lo vivido es comenzar a transformar lo vivido: lo que antes era opresión, trauma o invisibilidad, al narrarse, se convierte en conciencia, memoria y posibilidad de cambio.
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